Al igual que su cuerpo se prepara físicamente para la muerte, usted tiene que prepararse también en el aspecto mental y afectivo.
A medida que la muerte se aproxima, es posible que pierda el interés en el mundo exterior y en detalles específicos de la vida diaria, como el día o la hora. Podría volverse más retraído y relacionarse menos con otras personas. Es posible que solo quiera tener cerca a unas pocas personas. Esta introspección puede ser una manera de dejarse llevar y despedirse de todo aquello que conoce.
En los días previos a la muerte, es posible que entre en una fase de conciencia y comunicación únicas que sus cuidadores y sus seres queridos tal vez malinterpreten como confusión. Usted quizá hable acerca de la necesidad de ir a algún lugar, acerca de "ir a casa" o de "irse". No se conoce el significado de esta comunicación, pero algunas personas sienten que esta manera de hablar ayuda a prepararse para la muerte próxima.
Los acontecimientos del pasado reciente podrían entrelazarse con recuerdos del pasado lejano. Es posible que recuerde con detalles vívidos acontecimientos de años muy lejanos pero que no recuerde lo que sucedió tan solo una hora antes.
Podría pasar tiempo pensando en personas que ya han fallecido. Tal vez hable sobre ver u oír a personas que han muerto antes que usted. Sus seres queridos o sus cuidadores pueden escucharle hablando con un amigo o un pariente muerto.
Si usted está cuidando de un ser querido moribundo, esta comunicación única puede asustarlo o perturbarlo. Tal vez sienta que necesita ayudar a reorientar a su ser querido hacia la realidad. Pero negar esta experiencia a menudo puede perturbar y frustrar a su ser querido. Si esta comunicación lo molesta, hablar con el médico de su ser querido o el trabajador que le esté proporcionando cuidados paliativos puede ayudarle a entender mejor lo que está sucediendo.
Un ser querido moribundo puede caer en un estado confusional agudo (delirio), lo que también puede ser una experiencia aterradora para todos los involucrados. El delirio ocurre en muchas personas que se aproximan al final de la vida. Esto puede tener una sola causa o puede ser el resultado de una combinación de factores como medicamentos o cambios en el metabolismo corporal.
Los síntomas del delirio incluyen nerviosismo, alucinaciones y cambios de conciencia. Estos síntomas generalmente pueden tratarse con medicamentos.
Cambios de apetito
Probablemente coma y beba menos a medida que la muerte se aproxima. Esto puede estar relacionado con su estado general de debilidad y con el metabolismo más lento.
Dado que comer tiene significados sociales importantes, puede ser difícil para su familia y sus amigos ver que usted no puede comer. Pero los cambios en su metabolismo significan que usted no necesita la misma cantidad de alimentos y líquidos que necesitaba antes.
Se le pueden ofrecer pequeños sorbos de líquidos o pequeños bocados de comida, siempre y cuando esté alerta y pueda tragar. Si le resulta difícil o imposible tragar, se puede evitar que tenga sed limpiándole la boca con una toallita húmeda o un hisopo oral especial (comprado en una farmacia) sumergido en una pequeña cantidad de agua.
Cambios en la respiración
A medida que la muerte se acerca, puede alternar entre períodos en los que respira rápidamente y períodos en los que no respira. No es inusual dejar de respirar por más de un minuto y luego tomar aliento de nuevo. Esto puede suceder durante las últimas horas o incluso en los últimos días de su vida.
Cuando la muerte es inminente, su respiración se puede volver húmeda y congestionada. Esto se conoce como "estertor de muerte". Los cambios respiratorios suelen desarrollarse cuando usted está débil y las secreciones normales en las vías respiratorias y los pulmones quedan atrapadas.
Aunque la respiración ruidosa puede ser alarmante para sus seres queridos, probablemente no tendrá dolor ni será consciente de la congestión. Debido a que el líquido está en lo más profundo de los pulmones, la succión no lo eliminará. Su médico puede recetarle gotas orales (atropina) o un parche (escopolamina) para reducir la congestión.
Sus seres queridos o cuidadores pueden colocarlo de costado para ayudar a que las secreciones se escurran de su boca. Además, sus cuidadores pueden quitarle las secreciones de la boca con frecuencia usando una toallita húmeda o un hisopo bucal especial (disponible por medio del programa de cuidados paliativos o en una farmacia).
Su médico puede recetarle terapia de oxígeno o medicamentos para ayudar a aliviar la falta de aliento. La terapia de oxígeno podría ayudarle a sentirse más cómodo pero no prolongará su vida. Los medicamentos opioides también pueden facilitar la respiración y le ayudarán a sentirse tranquilo.
Cambios en la temperatura corporal
A medida que la muerte se acerca, la parte del cerebro responsable de regular la temperatura corporal falla. Es posible que usted tenga alta la temperatura un momento o que sienta mucho frío. Sus brazos y piernas pueden estar muy fríos al tacto e incluso parecer pálidos y con manchas. Este cambio en el color de la piel se llama moteado y es muy común en las horas o los días antes de la muerte.
Sus cuidadores pueden ayudar a controlarle la fiebre aplicándole paños húmedos y tibios en la piel (baño de esponja) o dándole medicamentos no recetados como:
Acetaminofén (como Tylenol).
Ibuprofeno (como Advil).
Naproxeno (como Aleve).
Aspirina.
Muchos de estos medicamentos están disponibles en forma de supositorio rectal si no puede tragar.
Somnolencia excesiva y debilidad
A medida que la muerte se avecina, es posible que duerma más y que sea más difícil despertarlo. Los períodos de vigilia tienden a ser más cortos.
A medida que la muerte está cerca, sus cuidadores notarán que usted no responde en absoluto y que parece estar en un sueño profundo. Este estado se conoce como coma. Cuando usted esté en coma, estará confinado en cama y otra persona tendrá que atender a todas sus necesidades físicas (tales como el aseo, darle la vuelta y el cuidado del intestino y la vejiga).
Tener debilidad general también es muy común a medida que la muerte es inminente. No es raro necesitar ayuda adicional para caminar, bañarse y usar el baño. Llegado el momento, puede que necesite ayuda para darse vuelta en la cama.
Equipos médicos como una silla de ruedas, un andador y una cama de hospital pueden ser muy útiles en este momento. Este equipo se puede alquilar de una compañía de suministros médicos o el programa de cuidados paliativos puede proporcionarlo.
Cambios urinarios e intestinales
Los riñones suelen dejar de producir la orina poco a poco según se acerca la muerte. Como resultado, su orina tendrá un color marrón oscuro o rojo oscuro. Además, la cantidad de orina producida por los riñones disminuye.
A medida que su apetito disminuye, sus hábitos intestinales también pueden cambiar. El excremento, o heces, puede endurecerse y ser difícil de eliminar (estreñimiento) a medida que su consumo de líquidos disminuye y usted se debilita.
Se debe informar al médico o al trabajador del programa de cuidados paliativos si usted no tiene una evacuación intestinal por lo menos cada 3 días o si las evacuaciones son molestas. Se le pueden recomendar medicamentos para suavizar las heces (ablandadores de heces) o para acelerar el paso de las heces por el intestino (laxantes) a fin de prevenir el estreñimiento. Si es incapaz de evacuar el intestino, se puede administrar un enema para ayudar a limpiar el intestino.
A medida que usted se debilita, no es infrecuente perder el control voluntario de la vejiga y los intestinos. Se puede colocar una sonda urinaria en la vejiga para drenar la orina de manera continua. Además, el programa de cuidados paliativos puede proporcionarle almohadillas y ropa interior desechables o estas pueden comprarse en una farmacia.
Cambios visuales y auditivos
Los cambios visuales son bastante comunes cuando se acerca a la muerte. Es posible que note que no puede ver bien.
Usted podría oír sonidos o ver cosas que nadie más experimenta (alucinaciones). Las alucinaciones visuales son muy comunes cuando la muerte se aproxima.
Si usted está cuidando a una persona moribunda que está teniendo alucinaciones, asegurarla con un tono suave suele ser útil. Reconozca lo que la persona está experimentando. Negar que las alucinaciones están ocurriendo a menudo puede perturbar y frustrar a la persona moribunda. Hable con la persona, incluso si él o ella está en coma. En general se reconoce que las personas moribundas pueden oír, incluso cuando se encuentran en estado de coma profundo. Las personas que se han recuperado de un coma a menudo describen ser capaces de oír durante el tiempo que estuvieron en coma.